‘Got Talent’ y la creencia común sobre la meritocracia

Alguien sale al escenario. Hace algo que requiere de un enorme talento y constancia, sacrificio, entrenamiento y repetición. El público se sorprende, la mandíbula de los miembros del jurado se empieza a desencajar. Todo el mundo se convierte, básicamente, en este meme:

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Las cosas que nos sorprenden dicen mucho de nosotros, individualmente y como sociedad, porque nos parecen raras. Son cosas que no solemos ver y que, además, nos parece poco probables que sucedan. Así, si nos fijamos en las cosas que nos provocan esa sensación nos daremos cuenta de las cosas que nos parecen raras. Y aunque esto pueda parecer absurdo en un primer momento, me parece que puede ser una herramienta bastante útil para entender un poco mejor a la sociedad en este sentido. Cosa que me parece extremadamente difícil, si es que es posible.

¿De qué sorprende realmente el público, entonces? ¿Qué nos está pareciendo raro como sociedad? ¿Acaso no sabemos ya que el talento y el trabajo duro nunca es suficiente? ¿Que el apoyo de la familia y el entorno es crucial y que no los elegimos? ¿Acaso no sabemos que el país en el que naces determina drásticamente que va a ser de tu vida, y que este tampoco lo elegimos? Podría ser que esta fuera una de esas áreas en las que creemos que sabemos una cosa, pero nuestro comportamiento nos dice algo distinto. Aquí cabe un matiz tan interesante como importante: la sabiduría viene cuando una idea teórica es aterrizada y aplicada por la persona que la ha interiorizado. Mientras que una idea se queda única y exclusivamente en el reino de las ideas es conocimiento.

Pero no nos desviemos del tema principal: si tuviéramos realmente interiorizado que hay miles, si no millones de personas, completamente anónimas que por su talento y esfuerzo deberían haber ‘triunfado’ ya y no lo han hecho porque la realidad actual no lo permite, ‘Got Talent’ nos sorprendería tanto y, por lo tanto, no tendría el éxito que tiene.

Esto me recuerda a cuando hablo de la muerte con personas cercanas a mí. La conversación empieza con la idea de que no vivimos siendo conscientes de que podríamos morir mañana. No digo que debiéramos vivir así. Cada una que haga y viva a su manera. Pero me sorprende que muchas veces la respuesta que obtengo es que mis interlocutores saben perfectamente que podrían morir mañana. La conversación sigue tal que así:

«Vale. Ahora, ¿si te dijeran que vas a morir la semana que viene te comportarías igual el tiempo que te queda?»

… Silencio.

«No. Claro que no. Haría las cosas que siempre he querido hacer, me despediría de los míos. Yo qué sé, evidentemente haría otras muchas cosas».

Esta es la típica «cosa» que creemos que sabemos, pero que simplemente conocemos intelectualmente. El ejercicio de observar lo que es nos puede dar más información de la que pensamos. Lo que ‘Got Talent’ nos enseña sobre la meritocracia es que creemos que existe, porque nuestro comportamiento así lo señala, aunque «sepamos» en lo más profundo de nuestro ser que no es así.

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